Ejemplos de etopeya

Juanma Caurin

Cuando leemos obras de literatura es normal encontrarnos con un gran número de figuras literarias que nos permiten describir cualquier tipo de situación, paisaje o persona. Describir correctamente es fundamental a la hora de escribir, ya que debemos conseguir que el receptor se haga una idea realista que se acerque lo más posible al objeto o persona que se describe. Describir físicamente a una puede ser importante, pero describir los rasgos internos y de personalidad de un personaje es imprescindible para saber cómo actúa en cada momento. Por ello aquí te traemos algunos ejemplos de etopeya para que sepas cómo hacerlo.

¿Qué es una etopeya?

La etopeya es una figura literaria que consiste es la descripción subjetiva de la moral, el carácter, la forma de actuar, las costumbres y todo aquello que tenga que ver con las personalidad de una persona. Por ello, se centra en todas las características psicológicas de una persona, teniendo en cuenta sus vicios y sus virtudes, es decir, hablando tanto de las cosas positivas como las negativas.

Este recurso es un paso más en la descripción de las personas, ya que nos permite conocer a un personaje hasta tal punto que nos podríamos imaginar cuál sería su forma de actuar en algún momento o situación determinada.

No debemos confundir el concepto de etopeya con otros también muy utilizados como la prosopografía, que se centa en el aspecto físico, el retrato que combina los rasgos físicos y psicológicos, o la caricatura, la cual se encargar de realizar un descripción sobredimensionada en tono de humor.

Ejemplos de etopeyas en literatura


Estos son algunos ejemplos de etopeyas históricas que se pueden encontrar en la literatura y que nos ayudarán a comprender el significado de esta figura literaria:

  • “Don Gumersindo […] era afable […] servicial. Compasivo […] y se desvivía por complacer y ser útil a todo el mundo aunque costase trabajos, desvelos, fatiga, con tal que no le costase un real […] Alegre y amigo de chanzas y burlas […] y las regocijaba con la amenidad de su trato […] y con su discreta, aunque poco ática conversación” – En Pepita Jimenez de Juan Valera.
  • “Pero ¡ay de mí!, sufro un destino semejante al de mi padre. Soy hija de Tántalo, el cual convivía con las divinidades, pero, después del banquete, era expulsado de la compañía de los dioses, y, puesto que procedo de Tántalo, confirmo mi linaje con las desgracias.” – Níobe, según Eurípides.
  • “Su vivir se asemeja, en el andar sin descanso, a un evangelista del civismo, cuya inmensa caída de prosélitos él viera por seis lustros alimentando muchedumbres, libertando galeotes, avizorando lejanías, fascinando mieses de pasión, aromando la extraña como propia tienda con el precioso sándalo de la bondad y del ingenio…” – Guillermo León Valencia
  • “”Horribles flores rojas brotan debajo de sus pacíficos rostros. Son las flores cultivadas por mi mano, mano de una madre. He dado vida, ahora también la quito, y ninguna magia puede devolver el espíritu a estos inocentes. Nunca volverán a poner sus brazos minúsculos alrededor de mi cuello, nunca su risa llevará la música de las esferas a mis oídos. Que la venganza es dulce es una mentira.” – Medea, según Sófocles.

Ahora que ya has visto estos ejemplos de etopeyas, ya sabes en qué consiste esta figura y puedes utilizarla para mejorar tus textos literarios.

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