Se conoce como sístole a las figuras literarias que acortan la pronunciación de las sílabas. Su origen se remonta a la antigua Roma donde se empleaban para acortar las palabras en latín y así convertir una sílaba larga en otra sílaba breve. Se utiliza principalmente para crear versos rítmicos.
Un ejemplo de sístole lo encontramos en este verso de Francisco de Quevedo, la pronunciación del término "había" pasa a ser "hábia", vemos cómo se adelanta el acento de la palabra produciéndose un ejemplo de sístole.
No habia a la estaca preferido el clavo,
ni las dueñas usado cenojiles;
es más vieja que "Présteme un ochavo"
Se trata de un metaplasmo, una figura retórica que afecta a la sonoridad de los términos. Se crea al adelantar la posición del acento y así modificar la pronunciación de los términos. Su antítesis sería el ejemplo de diástoles, donde las sílabas cortas pasan a ser largas incrementando de este modo la pronunciación.
La sístole y la diástole tienen un símil con los términos homónimos que forman el corazón, mientras la sístole consiste en la contracción del ventrículo la diástole es la relajación del mismo.
Para comprender mejor el caso pondremos varios ejemplos que ilustrarán la teoría.
Ejemplos de sístole poética
Otro ejemplo de sístole lo vemos en los versos de Juan de Mena en el poema "Laberinto de Fortuna", el término inmortal se acorta al cambiar el acento de posición.
E ya, pues, desrama de tus nuevas fuentes
en mí tu subsidio, inmórtal Apolo.
Tanto los ejemplos de sístole como de diástole se pueden encontrar en la literatura contemporánea o incluso en las canciones que escuchamos todos los días. Poniendo como ejemplo a Mago de Oz, en la canción "La conquista" vemos un ejemplo de sístole en el siguiente verso, donde las palabras son acortadas fonéticamente.
Creí ver el jardín del edén
Y al pisar tierra firme vi llegar
A unas gentes que al ver
Nuestro ropaje no sabían que hacer